Así dicho puede sonar un poco alarmista pero nadie dijo que desarrollar un videojuego fuese fácil ni siempre rentable. Jenova Chen contaba en el D.I.C.E. que su compañía llegó a la bancarrotadesarrollando su mejor juego, ‘Journey’.
Y es que parece que el contrato que firmaron con Sony para desarrollar el juego, en principio, era de unos dos años. Pero tras ese periodo no habían conseguido darle la suficiente emotividad y el feeling que tiene la obra final.
Tras negociar con Sony consiguieron una prórroga de un año más pagado por la compañía pero tampoco fue suficiente. Al final acabaron con el dinero y tuvieron que tirar de fondos propios lo que llevó la compañía a la bancarrota y a que varios desarrolladores trabajasen sin cobrar durante varios meses.
Al final, tras un año y medio de trabajo centrados en mejorar la emotividad y el clímax del juego consiguieron que en las pruebas de testeo llorasen tres jugadores al ver el final. Inequívoco síntoma de que lo habían conseguido. El resto, los éxitos, las ventas y los premios, son historia. Pero, ¿y si no hubiesen tenido ese éxito? Se repetiría la triste historia de siempre: profesionales que arriesgan todo su dinero en pos de crear algo que no les reporta beneficios más allá de la experiencia. Por suerte para Thatgamecompany no fue así.
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